Al principio, la persona no se da cuenta de su situación, pero con los años la capacidad auditiva comienza a comprometerse de forma más notoria. La presbiacusia -pérdida gradual de la audición- puede comenzar a los 40 años sin que uno se de cuenta. Entre los síntomas más frecuentes -según la doctora Silvia Neto- figuran: la percepción de murmullo, dificultades para comprender las conversaciones, algunos sonidos pueden resultar fuertes, zumbidos sin motivo aparente (tinnitus), más facilidad para escuchar las voces masculinas (graves) que las femeninas (agudas), entre otras.
La presbiacusia está vinculada al proceso del envejecimiento. Sin embargo, hay otros factores que pueden contribuir a que se desarrolle esta condición: predisposición genética, acumulación de exposición a ruidos ambientales e intensos, estado general de salud de la persona y cuidados aplicados a su estilo de vida.
Según el Estudio sobre Audición de la Población Argentina, más del 55% de las personas no se realizan controles de audición, y el 46,5% de los encuestados de más de 50 años reconoció que la audición les empeoró con la edad. Esta patología puede afectar psicológicamente a quien la padece, ya que muchas veces la falta de comprensión del medio que lo rodea lo puede llevar al aislamiento y a sufrir depresión, generando una sensación generalizada de inseguridad y/o baja autoestima. La consulta preventiva al especialista es fundamental para preservar la salud auditiva.